La sana costumbre de Nadal


El clásico español quedó, una vez más, en manos de Rafael Nadal. El número dos del mundo y David Ferrer se vieron las caras por cuarta vez en la final del ATP 500 de Barcelona, y el resultado siempre favoreció al mallorquí, que logró su séptimo título en este certamen.




Distinto es lo de Ferrer, que ya había perdido las tres finales previas ante su compatriota español (2008, 2009 y 2011). En un partido apretado, Nadal se impuso por 7-6 (1) y 7-5, una semana después de imponerse en el Masters 1000 de Montecarlo. Fue, además, la victoria número 34 que Nadal consigue de forma consecutiva en polvo de Barcelona.

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