Cómo sigue la salud de Karina, la Princesita

El año pasado la noticia inundó todos los medios: Karina, la Princesita, la mujer número uno en la movida tropical, podía perder su voz por un quiste en una cuerda vocal. “Desde que vi los primeros estudios, cuando me hice endoscopías, consulté con más de tres especialistas y todos me dieron el mismo diagnóstico. Estoy haciendo tratamiento todos los días para que el quiste se achique, porque si me tienen que operar no podría volver a cantar”, dijo la creadora de “Sinvergüenza”, preocupada, en aquel entonces.
La cantante, hoy por hoy, asegura estar “bien”, y sigue con cuidados intensos y mucha paciencia, porque sabe que de su garganta depende no solo su futuro, sino el trabajo de muchas personas.
De su salud y la fama habló la intérprete en un informe especial que emitió América, en el que acompañaron a la cumbiera por una de sus agitadas noches por el conurbano.
“Empecé a cantar a los 12, y con la cumbia a los 18. Ahora tengo 25, casi 26. Nunca me imagine cantando cumbia cuando empecé y quería cantar, no era algo que conociera, y no había muchas mujeres”, relata la Princesita.
“No sabía que se trabajaba todos los fines de semana, no sabía que viajábamos tanto, que iba a pasar más días en la ruta que con mi propia familia, cuando firmé el contrato no tenía ni idea ni me lo habían explicado tampoco. Te tiene que gustar muchísimo esto para soportar todo lo que viene tras este trabajo, el hecho de dejar también a tu familia sola, no poder terminar de construir tu propia familia, porque no estás”, agrega.
Sobre sus cuerdas vocales, la joven comenta que “en este momento -luego de dar un show- no estoy de lo mejor, quizás antes del primer show estaba bien, no es que todos los días estoy mal. De repente en uno me escucho mal y despues vuelve un poco. Todos los chicos saben acá, tengo un apoyo increíble de parte de la banda, están todos pendientes”, indica.
También habló de sus fans, y asegura que es lo que más disfruta de sus shows: “el cariño de la gente es lo que más se disfruta. El show no lo puedo disfrutar porque es como muy rápido, llegás, tocás, terminás, no tenes tiempo para disfrutarlo, pero sí disfrutás del cariño de la gente. Cómo cantan las canciones, cómo te esperan, cómo no te dejan bajarte del escenario, cómo te reciben atrás y a la salida, es lo más lindo que tiene todo esto. Yo siempre trato en el poco tiempo que tenemos entre el armado y el desarmado de estar con ellos para lo que ellos quieran, sacarme una foto o firmarles algo, o lo que sea. Hay mucha gente que le cuesta muchísimo venir y pagar una entrada, y yo lo valoro muchísimo, y tengo bien presente que nosotros trabajamos gracias a la gente“.